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Raquel Pascual, tengo la suerte de que mi trabajo es mi pasión

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RaquelAmaltea

Detrás de una gran sonrisa siempre hay una gran mujer y así lo hemos comprobado en el caso de Raquel Pascual, alma mater del restaurante Amaltea, en Córdoba.

Nacida en una familia llena de inquietudes, amor, cultura y pasión por los viajes, Raquel forjó desde muy pronto sus dos pasiones, la cocina y descubrir nuevos mundos.

Esa niña responsable, estudiosa y a la vez inquieta, extrovertida, disfrutona e inconformista estudió empresariales en su ciudad natal, Córdoba, y se atrevió justo después a poner sus pies en Inglaterra para estudiar un máster en Medio Ambiente. A partir de aquí las decisiones no pararon de suceder. Entre otros trabajos, Raquel ejerció como economista con vocación medioambiental en una comercializadora de productos ecológicos de la Junta de Andalucía, un sector por aquellos entonces bastante virgen y con muchas posibilidades. De lo que aprendió y compartió con agricultores y de la propia industria agroalimentaria nace ese gusanillo por la cocina y de querer estar en contacto directo con el consumidor final. Lo que sucedía en su interior y fuera de él le llevó a coger las maletas para volver a Córdoba, dejarlo todo y comenzar Amaltea.

Hoy Raquel es madre de un niña de casi tres años, algo que reconoce es la gran aventura y revolución de su vida. Sigue al frente de Amaltea, un trabajo que continúa siendo su pasión junto con otras como experimentar en la cocina, leer, estudiar y viajar. También la práctica del yoga, la música y el trecking.

Sobre Amaltea (Restaurante). 18 años de cocina diferente con producto local y ecológico, enfoque Mediterráneo, muchos vinos y muy distintos (Eco, naturales, marcas poco comerciales). Un local acogedor y desenfadado, el trato profesional pero sin mucha etiqueta. En el que disfrutan clientes y trabajadores haciendo las cosas de otra manera, gastronomía sostenible.

Cuándo le preguntamos por las claves del éxito de Amaltea y quizás de su propia vida, Raquel nos responde:

1. Constancia, mucho trabajo. Muchas horas con el delantal puesto. Después de 18 años en primera línea ahora tengo menos presencia en el local y desarrollo más trabajo desde casa. He conseguido equilibrar la faceta de madre con la de empresaria. Aunque volveré porque me fascina estar allí.

2. Pasión por lo que hago. La cocina me estimula, me mueve. No me creo que lleve casi 20 años haciendo lo mismo.

3. Ser selectiva. Tener las ideas muy claras sobre el ambiente, la oferta gastronómica y el público al que quiero  llegar; y mantenerme siempre fiel a mi misma, a esos principios.

4. Contar historias. Todo en Amaltea tiene cosas que contar: el producto que hay detrás, los platos, los vinos, la decoración, hasta el propio nombre Amaltea, la cabra que amamantó a Zeus.

5. Formar un equipo que vibre con su trabajo. Personas que se implican y a la vez pueden disfrutar de su vida. Respetamos mucho los descansos y el tiempo libre para ir a trabajar frescos y contentos. Además, los conceptos y el estilo están muy bien definidos y entendidos pero cada uno los lleva a cabo a su propia personalidad. «Tengo la suerte de que mi trabajo es mi pasión;

Amaltea es mi sustento y mi refugio. Un lugar donde disfruto, experimento y respiro en los buenos y en los malos momentos». Nos encanta Raquel Pascual, nos encanta su sonrisa, y por supuesto, nos encanta poder tener un espacio como Amaltea en nuestra ciudad. Gracias Raquel.

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